En un movimiento trascendental que ha reavivado los debates sobre la privacidad y las libertades civiles, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) está avanzando sus capacidades de vigilancia en redes sociales a niveles nunca vistos. Con una inversión impresionante de $5.7 millones, ICE se ha asociado con Zignal Labs, una plataforma impulsada por IA para llevar a cabo un monitoreo extenso de las actividades en línea. ¿Las implicaciones? Una posibilidad aterradora en la que millones de usuarios de redes sociales podrían encontrarse bajo la atenta mirada de la agencia.

¿Un Panóptico en Proceso de Creación?

Zignal Labs, un sistema avanzado de IA, es capaz de procesar y analizar más de 8 mil millones de publicaciones en redes sociales diariamente en más de 100 idiomas. Esta tecnología de “inteligencia en tiempo real” no solamente se trata de recopilar datos; sino de categorizarlos en feeds seleccionados que pueden ser utilizados por ICE para identificar y rastrear objetivos para deportación. Imaginen a ICE identificando ubicaciones a partir de un video de TikTok o una foto de Facebook—esta tecnología lo hace posible.

Como se declara en The Verge, Will Owen del Proyecto de Supervisión de Tecnología de Vigilancia califica este desarrollo como un “ataque” a la democracia y la libertad de expresión. Esto plantea preguntas urgentes sobre el grado en que tal vigilancia puede interferir con los derechos y libertades fundamentales.

El Alcance Expansivo del Monitoreo con IA

La colaboración de ICE con Zignal Labs no está sucediendo de manera aislada. Informes recientes revelan que la agencia está contratando a cerca de 30 empleados adicionales asignados específicamente para examinar plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y X. ¿Su objetivo? Identificar a los individuos que representan una amenaza para la seguridad nacional o la seguridad pública.

Según los documentos, estas iniciativas llevarán a 12 de estos nuevos empleados a estar estacionados en Vermont, mientras que el resto estará en California, todos como parte de una operación permanente. Y no solo son las redes sociales las que están bajo el radar; se informa que ICE también está utilizando tecnología de escaneo de matrículas y rastreo de teléfonos móviles.

Pasado y Presente: Un Paisaje Creciente de Vigilancia

Este enfoque intensificado en el monitoreo de redes sociales no es nuevo, pero marca una escalada significativa. En 2016, se descubrió que la herramienta Geofeedia, respaldada por la CIA, seguía las actividades de los manifestantes, reflejando los métodos que ICE probablemente adoptará. Con fondos vastos, el alcance de monitorización de ICE supera lo que incluso las generaciones anteriores imaginaron.

David Greene de la Electronic Frontier Foundation destaca la escala alarmante que esta monitorización alcanza, superando probablemente cualquier intento anterior de supervisar las redes sociales. ¿El miedo? Que tales medidas puedan sofocar la libertad de expresión y la independencia de pensamiento en línea.

Clamor Público y Preocupaciones

Los críticos afirman que estas estrategias se alinean con tendencias más amplias donde las agencias públicas eluden las fronteras de privacidad tradicionales. El recientemente anunciado programa impulsado por IA “Atrapar y Revocar” de la administración Trump ejemplifica aún más este problema. La vigilancia hoy no solo se trata de seguridad o aplicación de la ley—se trata de ideología y control.

“Esto debería aterrorizar e indignar a cada estadounidense”, dice Sacha Haworth, jefe del Proyecto de Supervisión Tecnológica, reflexionando sobre el vínculo creciente entre las empresas tecnológicas y las ambiciones federales que amenazan los derechos democráticos.

El Futuro de la Expresión en Línea

El panorama para la libre expresión y la privacidad digital parece estar en una coyuntura crítica a medida que se despliegan estas herramientas de vigilancia con IA. A medida que ICE y otros brazos gubernamentales extienden su alcance a nuestras vidas digitales, la conversación sobre privacidad, derechos y el papel de la tecnología adquiere una urgencia aún mayor.

¿Hemos entrado en un futuro donde hablar libremente requiere una valiente desobediencia frente a posibles repercusiones? El camino por delante será definido por nuestra respuesta colectiva a estos desarrollos de gran riesgo.